La escritora francesa Sidonie-Gabrielle Colette ocupaba un lugar destacado entre quienes se merecían una gran biopic cinematográfica.
Y la posta no la tomó un compatriota sino quizá el más reconocido cineasta británico del cine independiente, el director Wash Westmoreland.
Un futuro que nadie esperaba
Con el atrevimiento necesario de involucrarse de esta manera con un ícono francés, Westmoreland decide poner el foco en la transformación casi épica que transitó la artista en su juventud.
Porque después de todo Colette pasó de ser poco más que una campesina algo libertina a merced de su explotador marido a hito viviente de la liberación sexual de las mujeres de su época.
Así, el film muestra la forma en que Colette se libera del yugo de un matrimonio agobiante para dar rienda suelta a su imaginación y emprender una carrera literaria con títulos que pasaron a la historia como Gigi.
Protagonizada por Keira Knightley en el papel de la escritora que falleció en 1954, la película otorga protagonismo a Missy, la condesa de Balbeuf, amante de Colette y secuaz a la hora de escandalizar los valores tradicionales de la sociedad.
En definitiva, un retrato cautivante de una artista que nadie debería dejar de conocer.