En el intrépido thriller policíaco Destrucción (Destroyer), Nicole Kidman encarna uno de los papeles más desafiantes de su carrera. Se trata de una veterana detective de Los Ángeles que carga con las marcas que le imprimieron los rigores de su trabajo, como aquella vieja operación encubierta que salió tremendamente mal.
Erin Bell, la agente que quiere arreglar su destino
Cuando estaban pensando el film, la directora Karyn Kusama reveló que, junto a los guionistas, se dieron cuenta colectivamente de que “ésta debía ser una historia sobre una mujer. Esa fue la chispa. Así nació Erin Bell”.
Y mientras la historia gira en torno a cómo la canosa detective persigue a su archienemigo e intenta redimir su pasado, Kusama habla sobre los matices personales de la agente, como la difícil relación que tiene con su hija (protagonizada por Jade Pettyjohn).
“Los elementos personales de la historia de Bell trascienden la fantasía de Hollywood de la figura del agente policial marginado”, afirma y subraya: “para mí, era algo muy diferente, muy fresco, una especie de punto estético adorable que expandía el género en términos de emoción y carácter”.
Una oportunidad única para descubrir la nueva faceta de una actriz de alto calibre que sorprenderá a todos.