El inquietante gusto por el terror

A propósito del estreno Brahms: El Niño II ¿por qué nos gusta tanto el miedo?

Si bien son muchos los que le escapan, es bien conocida la legión de fanáticos que atrae el cine de terror. Las razones de este interés por una emoción poco agradable como el miedo se explican en parte porque a las personas les suele gustar todo lo que sea tabú, prohibido o, incluso, aterrador.

 La tensión tiene algo de adictivo y, como en ningún otro género, se juega con las expectativas del desenlace que forma el espectador. Además, los expertos dicen que el cerebro parece recompensarnos cuando evaluamos el peligro de una situación en una cinta de terror. ¡Así que adelante!

 

La segunda parte de El Niño

 Sea como fuere, la próxima gran dosis de miedo vendrá de la mano del estreno de Brahms: El Niño II (Brahms: The Boy II). La expectativa es grande porque se trata de la secuela de la cinta dirigida por William Brent Bell que hace cuatro años hizo furor.

 En la cinta, una familia compuesta por Katie Holmes, Owain Yeoman y Christopher Convery se mudan en busca de tranquilidad en las inmediaciones de la mansión Heelshire, sin saber que van a encontrar al célebre muñeco de porcelana que les tiene preparado más de una sorpresa.

 Gran oportunidad para experimentar todo el miedo posible pero en la tranquila seguridad de la butaca del cine.

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