Liam Neeson tiene ese porte inconfundible del actor de trayectoria. Aunque su filmografía está repleta de títulos de todos los géneros, se lo suele asociar con el cine de acción.
Pero él no se siente encasillado. Al revés, le gusta jugar con eso y cada tanto sale a decir que se retira de las películas de tiros, piñas y persecuciones. Pero, luego, dice que que no, que se “des-retira”.
La fama global le llegó a los 41 años con su interpretación de Oskar Schindler en la aclamada La lista de Schindler (1993).
Desde entonces es uno de los grandes de Hollywood. Algo que refrendó con su protagónico en la saga Taken (Búsqueda Implacable).
A veces recuerda con nostalgia su pasado boxeador: a los 16 años fue campeón junior en peso pesado en su Irlanda natal. Dice que las escenas de lucha lo hacen sentir chico de nuevo.
Neeson adora estar ocupado. Asegura que su trabajo le permite pagar cuentas, así que no puede quejarse.
Por eso, se prepara para el estreno de su próximo film El informante (Mark Felt). Allí interpretará al mítico agente del FBI que filtró las informaciones del escándalo Watergate. Una aventura más para este actor elegante y relajado.