El lenguaje teen señala a Timothée Chalamet como el nuevo crush de Hollywood. Pero la adoración instantánea que genera este neoyorquino de 22 años, hijo de un francés y una bailarina de Broadway, va mucho más allá de la audiencia juvenil.
Los críticos del cine más aguerridos se pelean por aplaudir a este niño prodigio de la industria que sedujo en Interstellar y Homeland, deslumbró con Lady Bird y terminó de sacudir al más duro en la aclamada Call me by your name.
Con el exquisito don de ser un fenómeno de masas y actor de culto a la vez, Chalamet acumula galardones en todos los festivales. Y ahora planea ganarse una nueva nominación a los Oscar, esta vez de la mano del drama Beautiful Boy.
Su próxima película
Dirigida por el belga Felix Van Groeningen, en Beautiful Boy, Chalament se pone en la piel de Nick, un adolescente adicto a la metanfetamina, mientras que su padre David está representado por el genial Steve Carell. Se trata de una adaptación de la novela homónima y biográfica de David Sheff, que retrata la dura experiencia de vida junto a su hijo afecto a esta droga.
Una inspiradora historia de caída y recuperación de una familia que lidia con la adicción durante muchos años.