Recrear un elemento como la sangre en una película no es una tarea sencilla. A lo largo de los años, las técnicas y herramientas para lograr que sea cada vez más real, han ido mejorando. Y así es como los creadores de largometrajes nos logran sumergir en el mundo irreal, de fantasía al que decidimos escapar por unos noventa minutos, ¡y creerles lo que nos están mostrando!
Si nos remitimos a las obras de teatro que se realizaban en la antigüedad, la sangre era representada en ese entonces a través de un pañuelo de color rojo. Como no terminaba siendo algo creíble para el público, se comenzaron a probar diferentes técnicas, como por ejemplo, hervir a unos insectos -chinches- que eran conocidos por su pigmento rojo.
Si nos remitimos a los comienzos del cine, cuando la imagen era en blanco y negro, allí el color no era lo importante, pero sí había que lograr una consistencia que fuese creíble. Entonces se utilizaba jarabe de chocolate. Cuando ya llegó el cine a color, las técnicas habían evolucionado y para ese momento los maquilladores hacían obras espectaculares de ver o incluso había empresas que vendían este producto de utilería. Hace varios años la tecnología también ha permitido hacer cada vez más realista a este elemento a través de por ejemplo, las imágenes generadas por computadora o efectos especiales.
¿Y tú, qué película se te viene a la mente al hablar de sangre? Quizás Carrie y El Exorcista como clásicos, pero también hay películas de terror más actuales como El Legado del Diablo, Exorcismo en el Séptimo Día, Los Extraños 2: Cacería Nocturna, entre muchas otras.
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