El 28 de junio se celebra el día internacional del orgullo LGBTIQ+ - también conocido como el Día del Orgullo Gay- fecha en la cual se conmemoran los disturbios producidos en 1969 en Stonewall, una discoteca de Nueva York, en los que la comunidad LGBTIQ+ luchó contra la persecución de homosexuales dando inicio a un movimiento que se extendería desde Estados Unidos hacia todo el mundo.
Rememorar este día tiene como objetivo la lucha por la dignidad de las personas que forman parte del colectivo LGBTIQ+ (gays, lesbianas, bisexuales y transexuales) y por eso es que se realizan eventos y marchas para continuar con el movimiento de liberación homosexual. El símbolo identificatorio es la bandera con todos los colores del arcoiris.
Si nos volcamos al mundo del cine, a lo largo de la historia ha habido una evolución sobre el foco con el que se trata a la diversidad sexual. Desde los inicios de las grandes producciones de Hollywood hasta los años 80, se representaba a los homosexuales de una manera muy estereotipada o como personas perturbadas psicológicamente. Incluso, la homosexualidad era abordada de una forma humorística, exagerando los rasgos -extremadamente afemeinados, grotescamente maquillados, entre otros-. Durante los años 30, varias organizaciones cristianas estadounidenses amenazaron con realizar boicots por el contenido de algunas películas -consideradas indecentes-. La industria cinematográfica escuchó estos reclamos y para ponerle freno a las presiones aceptó el Código Hays que tenía como objetivo censurar temas considerados “poco ejemplares”. Entre ellos estaban todas las temáticas referentes a la sexualidad o “perversiones sexuales”, como se las denominaba.
Ya para el inicio de los años 60, el Código Hays no se aplicaba pero aún faltaba derribar el tabú social que tenía la homosexualidad. A partir de ese momento se comenzaron a filmar películas donde los personajes homosexuales eran lo central en la historia, pero sin embargo faltaba desmitificar algunos aspectos. Fue recién en los años 90 que la corriente New Queer Cinema comenzó a pedir que los largometrajes dieran una buena imagen a los colectivos y poco a poco esta situación se fue modificando hasta la actualidad ya que hay muchas productoras de cine que realizan cintas casi exclusivamente dirigidas al público LGBTIQ+ y la forma en la que representan a la comunidad es mucho más realista.
Hoy podemos diferenciar entre el cine de temática LGBTIQ+ -en donde la trama gira en torno a los personajes principales, su orientación, percepción y/o manifestación de género - y el cine con personajes LGBTIQ+ en roles secundarios o cuya orientación, percepción y/o manifestación de género no impacta en la trama de la película.
Hemos visto en Colette: Liberación y deseo al personaje de Keira Knightley sentir amor por otra mujer pero tener que ocultarlo ya que en ese momento la sociedad no aceptaba relaciones con personas del mismo sexo. Lo mismo le ocurrió a Benedict Cumberbatch en El Código Enigma cuando interpretó a Alan Turing, un matemático brillante, a quien se le imputaron cargos de “indecencia grave y perversión sexual” ya que en el Reino Unido la homosexualidad era ilegal en los años 50. También vimos a Don Shirley (Mahershala Ali) en Green Book: Una amistad sin fronteras sufrir la discriminación racial del Sur de Estados Unidos en la década del 60.
¡Nos alegramos que la sociedad haya evolucionado y hoy podamos conmemorar y festejar con orgullo y alegría este día!