El suceso del film Proyecto Florida, en parte, es posible gracias a Luz de luna (Moonlight). Así lo piensa Sean Baker, quien dirigió la cinta centrada en la visión de una niña que vive en los márgenes empobrecidos del emporio Disney.
Competir con grandes producciones
Ambas películas son muy diferentes, pero comparten haber sido coronadas como reinas del cine indie que escala posiciones, y compite cartelera con grandes superproducciones de Hollywood.
Para Baker, el hecho de que Luz de luna (Moonlight) ganara tres Óscar el año pasado le abrió las puertas al cine independiente. El panorama cinematográfico ya no sólo se conforma de grandes compañías dictando mensajes en la poderosa industria del entretenimiento.
Moonlight significó una grieta por donde empezaron a filtrarse producciones sin grandes presupuestos que echan luz sobre historias usualmente evitadas en Hollywood.
Moonlinght fue la primera cinta con un elenco enteramente compuesto de negros y negras, que no trata sobre racismo, y con temática LGTB. Proyecto Florida se atreve a hurgar en las grietas del “maravilloso mundo” de Disney.
Peculiares, encantadoras, crudas y muy humanas. Así son las dos joyas preferidas del nuevo cine que se abre paso.
